Permítanme empezar el post con una hipérbole. La oferta de compra de Elon Musk por Twitter es el equivalente en el siglo XXI de las noventa y cinco tesis de Martín Lutero que dieron origen a la Reforma.
Musk impactó de lleno en la línea de flotación de la religión de «Los fundadores» esos antiguos jóvenes que en la década del 90 o 2000 fundaron en un garage o dormitorio universitario lo que hoy son las empresas que controlan el mundo de la tecnología y que basado en eso se convirtieron en árbitros de lo que es correcto o lo que no.
La religión de los fundadores
Los fundadores de las grandes tecnológicas de repente se convirtieron en invitados de los medios de comunicación, consejeros de políticos y ejemplo a seguir para las jóvenes generaciones. Sin estar preparados para ello, tuvieron que importar una ideología prefabricada, la del progresismo culposo de la intelectualidad norteamericana. Tampoco estaban preparados para el crecimiento de sus empresas y adaptaron las peores prácticas del capitalismo salvaje.
Aquellos que no eran gratos a los ojos de la nueva religión invariablemente estaban condenados al ostracismo. Brendan Eich, el creador de Javascript y director de desarrollo durante la mejor época de Firefox, tuvo que renunciar a la presidencia de la Fundación Mozilla por donar dinero al «bando equivocado» en un plebiscito sobre el matrimonio gay. Sus sucesores aprendieron la lección. La Fundación Mozilla gana premios por su corrección política y, no saca un solo producto que valga la pena.
A Nolan Bushnell, fundador de Atari, le retiraron un premio porque una empleada denunció la «cultura tóxica» en la compañía durante los 70. Que varias otras mujeres que trabajaron allí dijeran que todo el mundo se trataba igual, incluso las mujeres entre ellas y hacia los hombres, no sirvió de nada.
Por supuesto, que esta rectitud moral no se aplica a sus propias prácticas. Apple, aunque no venda pornografía en su tienda comparte datos privados con el gobierno chino y censura aplicaciones que critican la falta de democracia. Twitter no quiere a Trump, pero no tiene ningún problema con que el ayatolá Alí Jamenei proponga eliminar a Israel.
La propuesta de Musk para Twitter no puede ser más clara:
La libertad de expresión es la base de una democracia que funciona, y Twitter es la plaza digital donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad.
Más adelante aclaró a que se refería:
Por ‘libertad de expresión’ me refiero simplemente a la que se ajusta a la ley. Estoy en contra de la censura que va más allá de la ley. Si la gente quiere menos libertad de expresión, pedirá al gobierno que apruebe leyes en ese sentido. Por tanto, ir más allá de la ley es contrario a la voluntad del pueblo.
Sobre el tema Marc Andressen, el cofundador de Netscape, coincidió:
Tenemos 231 años de jurisprudencia y de casos, duramente luchados y argumentados por muchas de las mejores mentes de nuestra historia, tanto para la libertad de expresión como para las excepciones a la libertad de expresión. Es difícil creer que el activismo enloquecido de nuestro tiempo pueda llevar a conclusiones superiores.
Es por eso, que reitero mi propuesta
Mr Musk ¿No quiere comprar la Linux Foundation?
Y lo mismo todas las demás entidades supuestamente sin fines de lucro que rigen los destinos del software libre pero, que en la práctica están cooptadas por las grandes corporaciones que se benefician del trabajo de los desarrolladores, pero, no se sabe bien que devuelven a la comunidad.
Una cosa es segura, con Musk al mando la demencial campaña para cancelar a Richard Stallman jamás hubiera pasado. Y, como señala el Dr. Roy Schestowitz, duro crítico de las instituciones del software libre:
Lo que estamos viendo en general es que la Fundación Linux se está alejando de Linux; podría decirse que está tratando de perjudicar a Linux y sus portavoces vienen de Microsoft. Los nuevos contratados no tienen experiencia con (o comprensión básica de) Linux. Los que sí entienden y promueven GNU/Linux son expulsados y despedidos. Este es un problema muy profundo y el daño se extiende más allá de la propia Fundación Linux…
Por supuesto, que no se trata de reemplazar a los falsos ídolos por otro. Musk tiene demasiados cuestionamientos de sus accionistas para considerarlo el nuevo mesías. Pero, no se considera encima de la ley y desafía los lugares comunes de la ideología predominante. Eso ya es un avance.
Menos comparar la compra de Twitter con la Reforma, que es como comparar un huevo con una castaña, el resto del análisis lo considero muy acertado.
Excelente artículo. Las expresiones son libremente bienvenidas siempre que se ajusten a lo que yo quiero, sería la base final.
Bueno… que el Sr. Musk no se considere por encima de la ley, es algo discutible. Aún recuerdo, por ejemplo, la vez en que, ante un mensaje en Tweeter criticando el golpe de estado en Bolivia, que favorecía la entrega de las reservas de litio del país a empresas estadounidenses, este muchacho escribió «Tomaremos todo lo que deseemos. ¡Asúmanlo». Por suerte capturé ese tweet, porque al poco tiempo fué borrado (la gente de relaciones públicas de su corporación le deben haber dicho: «¡Señor! No puede escribir lo que piense en redes sociales»).
Por lo que quiero decir con esto es que una cosa es lo que Musk muestra públicamente, pero eso no necesariamente tiene que coincidir con lo que piense.