En el artículo que sigue voy a enumerar algunas razones del porqué las pymes deberían usar Linux y software libre en lugar de sistemas operativos, programas o servicios en la nube privativos. En este quiero explicar algunos conceptos introductorios sobre Linux, software libre y pymes.
Voy, en la medida de mis posibilidades, a evitar el típico discurso moralista al que son tan afectos algunos difusores del software libre (No es casual que se use el término evangelistas (*)) creo que lo mejor es plantearlo en términos de costo y beneficio.
Sobre Linux, software libre y pymes. Algunos conceptos introductorios
En el contexto del artículo siguiente, la palabra costo significará todo sacrificio necesario para obtener un beneficio. Ese sacrificio puede consistir o no en el desembolso de dinero. En cuanto a beneficio es lo que consigues a cambio del sacrificio y, eso también puede consistir o no en ganar dinero.
Déjenme explicar esto con un ejemplo. Existen servicios en la nube que permiten crear atractivas presentaciones con múltiples plantillas. Esto por no mencionar el clásico Powerpoint. Yo conozco a un emprendedor que prefiere dibujar y pintar sus presentaciones sobre cartulinas incluyendo los gráficos de barra y torta (Lo que significa varios cálculos y mediciones para una representación precisa) luego las fotografía, pasa las fotos a la computadora y arma la presentación en el programa.
El sacrificio es el tiempo que pasa dibujando la presentación, bastante más del que pasaría utilizando plantillas y software, el beneficio es que hacer eso manualmente le da una comprensión mayor sobre el mensaje que está tratando de comunicar. Hagan la prueba. Elijan un texto cualquiera y cópienlo a mano, elijan otro más o menos parecido y cópienlo en el procesador de textos ¿Cuál recuerdan mejor?
Por supuesto, que estoy anticipando su objeción. Diego, lo que cuentas es muy interesante, Pero ¿Dónde entra el software libre en todo esto?
No voy a tomar la salida fácil de decir que utiliza El Gimp para mejorar las fotografías y el programa de presentaciones de LibreOffice para armarlas (Cosa que en efecto hace) Recurrí a la historia más extrema que conocía para ilustrar a que me refería con costo y beneficio.
Cómo veremos más tarde, el software libre se puede adaptar a las necesidades de cada usuario, esto significa no solo aprender a hacerlo sino entender que es lo que necesitas que haga. Lleva su tiempo, pero cuando finaliza el proceso no solo se produce un ahorro en el costo de la licencia, sino que se logra una mayor comprensión de la realidad del negocio.
Diferencias entre software libre y privativo
Este es un artículo introductorio, aclaro esto porque en el mundo del software libre tenemos nuestra porción de ortodoxos que son inflexibles sobre la nomenclatura que todos deberíamos usar. Utilizo las palabras Linux y software libre en un sentido amplio porque no es el momento de entrar en las sutilezas de las diferentes licencias que permiten el acceso al código y su libre modificación y distribución, tampoco de hablar de los diferentes componentes de una distribución Linux.
De todas formas, de la manera más breve posible, voy a dar algunas definiciones generales para que todos entiendan de qué estoy hablando.
Las aplicaciones informáticas son productos intangibles. Es cierto que en el pasado se distribuían en un soporte físico, pero lo que en realidad estabas (Y sigues haciéndolo) comprando es el derecho de uso.
Si tú te compras un Ferrari eres libre de hacer con él lo que quieras, desde utilizarlo como taxi, trabajar para Glovo o pintarlo de rosa furioso. A lo sumo la fábrica podrá anularte la garantía.
Con el software en cambio, puedes usarlo en los términos que el desarrollador dice que puedes usarlo, por ejemplo, no tienes derecho a vender tu dvd de Windows 8.1 si te pasaste a la versión 10, tampoco de prestarle tu usuario y contraseña de Adobe Creative Cloud a tu amigo diseñador gráfico.
Me estoy refiriendo claro está al software privativo. Con el software libre tienes derecho a modificarlo y compartirlo cuantas veces quieras.
*Uso el término evangelista en el sentido de persona que difunde un evangelio y no como indicativo de persona que milita en una determinada rama del cristianismo.